Son organismos muy resistentes. Soportan sin aparente problema temperaturas muy altas o extremadamente bajas, una larga insolación, así como una sequía muy prolongada. Aunque los líquenes son extremadamente resistentes y robustos, muchos de ellos son muy sensibles a los cambios producidos por nuestra industrializada forma de vida y sobre todo, la contaminación del aire.
Una de las razones principales de su escaso aguante hacia las sustancias nocivas es su modo de vida: los líquenes crecen muy despacio y no pueden echar hojas, por lo que todas las sustancias nocivas que entran en contacto con su cuerpo, permanecen allí. Puesto que los líquenes, además, tienen una larga vida, la acumulación de veneno en el curso del tiempo aumenta, hasta que el organismo al final perece. Allí donde han muerto existirán, sin duda, daños medioambientales elevados”
Leyendo este artículo, mi pensamiento ha conectado con los seres humanos, seres vivos que, como el liquen, soportan condiciones extremas, presión, estrés, relaciones tóxicas… y siento cómo a través de mis clientes –y de mí misma- somos acumuladores de toxinas, no solo por los alimentos o el aire, sino también por el tipo de relaciones que mantenemos, ya sea con otros o con nosotros mismos. Cómo vamos acumulando el veneno de olvidar nuestro autocuidado, el amor y respeto por nuestras necesidades o nuestro bienestar, y como todo ello, así como pasa con el liquen, termina por generarnos un “desierto emocional” que, con suerte –y ayuda profesional a veces- somos capaces de cambiar, abandonar o aceptar, para empezar a experimentar la posibilidad de evolucionar, desarrollarnos y sanar, en un movimiento que empieza dentro y de ahí, se dirige hacia fuera, colaborando al bienestar del entorno, nuestro sistema, y claro, el medioambiente al que pertenecemos.
Somos una parte del todo que es la naturaleza y la vida, respetarnos y cuidarnos, es respetar a ese todo mayor.
Estamos a principios de año, y aunque cualquier momento es el PERFECTO para iniciar nuevos hábitos y propósitos te hago una propuesta para ponernos en marcha ¿te animas?
Pues hazte con un cuaderno, un papel y algo con que escribir. Hacerlo a mano es significativo, porque ¡implica más conexiones en tu cerebro!
Entonces, “regálate” un tiempo para ti. Eres importante y con este ejercicio empiezas a demostrarte que es así:
Hacer esto ya te servirá para empezar a tomar distancia. Elije 7, las más significativas. A veces serán efecto dominó. Por ej. si siento que mi pareja, mis compañeros… se aprovechan de mí, aprender a poner límites derribará varias fichas a la vez.
Paso 2- Una vez identificadas, elige una, la más sencilla de cambiar, apartar o eliminar. Dale rienda suelta a tu imaginación, y anota, sin poner ningún freno, por loco que te parezca, qué se te ocurre que puedes hacer -o dejar de hacer- al respecto.
Paso 3- Ahora revisa todas esas ideas ¿puedes seleccionar 3 acciones, concretas, alcanzables? MUY BIEN!!
Paso 4- Pues ahora toca ponerlas en marcha. Anota cuando, cómo, con quién … vas a ponerlo en marcha. Ahora siempre es el MEJOR de los momentos.
Lo que decido AHORA será lo que determine mi MAÑANA
5- y… manos a la obra! Recuerda: PREMIATE por cada pequeño logro, reconócete qué has conseguido.
6- Y así, aprendiendo mientras haces, con el resto de la lista… paso a paso, para darte cuenta que en ti ¡está cuanto necesitas!
Feliz experiencia para este año, porque … MERECES ALCANZAR TUS DESEOS!
La información sobre el liquen se la agradezco a Ángel Febrero http://biobricolaje.blogspot.