Si alguien nos pregunta qué es lo más importante en nuestra vida ¿nos enfocamos en lo que necesitamos –y no tenemos- “un buen trabajo”, “salud”, “una pareja”… o conectamos con lo que es nuclear, para que nuestra vida tenga sentido y abundancia?

«Qué necesito en mi vida y aún no tengo, y qué impulsa mi vida»

Los Valores son nuestros grandes motivadores. Consiguen que nuestro alma y nuestro corazón vibren y nos impulsan hacia delante.

A veces parece que “ganar dinero” es una fuerte motivación, y sin embargo el auténtico motor surge de preguntarse ¿para qué quiero conseguir ese dinero? Libertad, tiempo, seguridad… Luego el auténtico valor no es el dinero en si, sino lo que realmente valoramos es aquello que nos va a permitir conseguir.

Es decir, podemos necesitar ganar dinero, para sentirnos libres. Por un parte tenemos las necesidades, con un componente de carencia, algo que nos falta o no tenemos, y nuestros valores, aquello que disfrutamos y nos hace sentir plenos, centrados y fuertes si los estamos viviendo, sea cual sea la situación.

Existen necesidades emocionales como sentirnos amados, necesidades de seguridad y protección, o necesidad de disfrutar, sentirse especial o tener experiencias nuevas y gratificantes, progresar en la vida o aportar algo al mundo.

Maslow estableció en su pirámide de necesidades el referente para jerarquizarlas y ordenarlas.

Los valores nos guían para mantenernos en coherencia con nosotros mismos. Si por ejemplo necesito que me quieran, que me acepten, y sacrifico mis propias necesidades para lograrlo, si mi valor principal es el respeto (por mí mismo y por otros) me sentiré mal porque en el fondo, estaré traicionando a mi esencia, a mi valor fundamental del que disfrutaría plenamente si no necesitara agradar permanente a otros.
La clave está en tomar consciencia, observarse y darse cuenta de a quién sirve nuestra necesidad. Es relevante usar la creatividad, generar alternativas y opciones –en el coaching es un principio fundamental- para encontrar cómo satisfacer una necesidad o incluso renunciar a ella, en tanto la acción realizada sea positiva para nosotros mismos o para los demás.

Por ejemplo, tienes el valor de la honradez, pero si dices a tu amigo que su socio le está robando, le vas a provocar dolor, quizás un problema económico, y tu necesitas que tu amigo te devuelva el dinero que le prestaste. ¿Te callas o se lo dices? Si somos coherentes, atender a nuestra honradez (valor) y avisarle podrá provocar malestar, en cambio, ¿podré soportar callar para conseguir ese dinero(necesidad) y perjudicarlo? ¿merece la pena sacrificar mi necesidad por el bien de mi amigo?

Llevar una vida de acuerdo a nuestros valores nos genera una gran armonía y coherencia, mayor aún si hay varias áreas de la vida experimentándolas desde los mismos valores.

A veces ocurre que tenemos una misma necesidad y valor, por ejemplo, seguridad, podemos necesitar seguridad económica, para sentirnos seguros de nosotros mismos y de nuestra aportación al mundo. Entonces, ¿cómo diferenciar valor y necesidad? Si nos fijamos, en la necesidad subyace una carencia, algo que falta, mientras que el valor nada en abundancia. Viene a relacionarse con nuestra mejor versión, cuando a partir de estar completos, podemos experimentar, compartir, sentirnos expansivos.

Desde el coaching se lanzan preguntas poderosas, y una vez hemos identificado cuales son esos valores nucleares que nos hacen vibrar y palpitar por la vida, el foco se dirige a ¿cómo expresamos ese valor en nuestra vida? Cuanto mayor atención y presencia demos, mayor y más profunda satisfacción obtendremos de nuestras acciones y decisiones del día al día.

Cuando la autoestima está por los suelos, un baño de empoderamiento satisfaciendo nuestras auténticas necesidades es imprescindible, y para avanzar, es importante descubrir el punto en que las propias necesidades alcanzan el punto de equilibrio que, al rebasarlo, podría hacernos caer en un egoísmo egoico, exagerado, que no tome en cuenta las necesidades de los demás. Ahí está la fortaleza de los valores, a partir del momento en que nuestra necesidad está cubierta.

Te animo a un momento de reflexión ¿sabrías cuáles son tus 5 valores fundamentales? ¿Cuál es el deseo de tu corazón al que no renunciarías por nada?

Y como es coaching, una vez las tengas ¿te atreves a honrarlos cada día, durante una semana?

Me encantará conocer tu experiencia! Entiéndeme, apoyar a los demás es uno de los míos … :O)

Comparte